Soberbia discreción
Pocas veces en España, un único modelo de automóvil se ha comercializado en un número de versiones tan elevado como ocurrió con el popular ochocientos cincuenta. Hagamos memoria; hasta el momento de su aparición en 1966, el primitivo Seat 1400 ostentaba el récord nacional en variedad de tipos y carrocerías (1ª serie, A, B, C, Lujo, Siete plazas, Furgoneta, Comercial, Sport Serra, etc...), prácticamente en un período igual de largo que el ocho y medio.
Después, quizás el 124 y el 131, aunque éstos sin apenas modificaciones de la carrocería. Pero, sin duda, el 850 se llevaba la palma en cuanto a especificaciones distintas, sumando nada menos que trece, sin contar los tres deportivos (Coupé, Sport Spider y Sport Coupé). En sus ocho años de fabricación, prácticamente se pusieron a la venta todas las combinaciones posibles de dos y cuatro puertas, con las diferentes mecánicas del Normal y del Especial primero, y más tarde con las del D y del D Especial. Había que sumar, además, en las variantes de cuatro puertas, la terminación Lujo, así como las carrocerías corta y larga en el caso de los más antiguos. En total, cerca de setecientos mil ejemplares construidos en 16 versiones, exceptuando las furgonetas Ebro-Siata 50 que equipaban bastidor 850 y algunas compartían también mecánica.
De todos, los modelos de la extensa serie 850, el Especial de dos puertas fue el que logró una mayor difusión, llegando a rondar las doscientas mil unidades. Fue presentado en el Salón de Barcelona de 1968, como un turismo que, bajo la apariencia de un gatito albergaba la garra de un león. El Seat 850 Especial derivaba directamente de su homólogo italiano el Fiat 850 S, lanzado por la marca turinesa unos meses antes. Se mantuvo en catálogo hasta el otoño de 1972, en que le vino a sustituir el D Especial; el italiano desapareció un año antes y sin dejar descendencia.
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El motor del Especial incorpora un carburador de doble cuerpo y una mayor compresión.
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Equipaba un motor muy vivo que, con la misma cilindrada que sus precedentes (843 cc) obtenía 47 CV DIN, una potencia nada despreciable para lo que resultaba habitual en la época. Dicha mejora en el rendimiento del motor se lograba gracias al aumento de la compresión hasta 9,3:1, la instalación de un carburador de doble cuerpo y un régimen de vueltas que subía a 6.200 rpm. En España se convertía en el turismo más rápido y potente entre los de su cilindrada. Pero el 850 Especial no hacía concesiones únicamente a la velocidad y a la aceleración, sino que incorporaba avances en favor de la estabilidad en marcha (refuerzo de las suspensiones) y de la seguridad (frenos de disco delante y llantas ventiladas en las cuatro ruedas).
El ejemplar escogido para la prueba de este dossier es el más representativo de la gama. Se trata de un 850 Especial de dos puertas, la versión más difundida de la serie, como ya mencionamos antes. Además es de color blanco, que era el tono más habitual. Fue construido y matriculado en 1970, año en el que se convirtió en el modelo más vendido en España y a su vez, fue el ejercicio en que más ochocientos cincuenta se construyeron. Incluso en esa misma temporada se vendió mejor que su homólogo transalpino, que sólo llegó a las 45.857 unidades (ocho mil menos que el Seat) y que desaparecería al año siguiente, como el resto de las berlinas Fiat. Toda esta popularidad tenía su explicación. El español de a pie, o el propietario de un 600, o de una Vespa... advertía en el 850 Especial una mejora notable en sus desplazamientos. En vías urbanas, el ocho y medio se desenvolvía con soltura, gracias a su maniobrabilidad, ligereza, buena sincronización de las marchas y elección de desarrollos, notable aceleración desde bajos regímenes de vueltas y a la seguridad que reportaban los frenos de disco delanteros. En carretera también rodaba con suma viveza, exceptuando que adolecía de cierta sensibilidad al viento lateral y de un nivel sonoro altísimo cuando el motor giraba alto de vueltas, perjudicando levemente el confort.
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De la amplia gama lanzada al mercado español, el 850 Especial fue la versión más completa. Sin pretender tacharle de deportivo, su motor más elaborado, unos desarrollos del cambio bien calculados y la incorporación de frenos de disco delante le permiten rodar aún con extraordinaria alegría y seguridad.
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Por poco más de veinte mil duros (el precio de un utilitario en toda regla como el Renault 4 Súper o el Citroën Dyane 6) se tenía acceso a un automóvil de tamaño medio, con suficiente habitabilidad para cuatro pasajeros, manejable, rápido y sencillo de conducir. Por menos de esa cantidad de dinero, sólo se tenía acceso al 600 D ó al 2 CV. Además, el 850 Especial 2 Puertas superaba con creces las prestaciones del modelo básico, el 850 Normal.
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